La locomoción escritural.

La actividad locomotora en la escritura es un medio fundamental para asegurar el desplazamiento y movilización de patrones cerebrales y sistemas de conducta basados en creencias o en el aprendizaje por condicionamiento externo e interno. La locomoción escritural tiene que responder simultáneamente a varias exigencias. Tiene que propulsar a la escritura hacia delante o hacia atrás en el cuerpo del papel donde escribimos. Esta propulsión tiene que poder modularse rápidamente, para poder responder a requerimientos relacionados con la intención o la motivación en el acto escritural.

El modelo escritural ejecutado mediante el útil de escritura (lápiz, pluma, bolígrafo, pincel…) sobre el papel, tiene que poder estar orientado hacia un objetivo, pudiendo evocar la marcha de la escritura hacia la derecha o hacia la izquierda, hacia arriba o hacia abajo, haciendo del movimiento biomecánico de la mano o ambas manos a la vez, un conjunto de movimientos asimétricamente controlados, similar a un conjunto de osciladores o muelles asimétricamente dirigidos, Lledó (1997).

Es necesario también, poder regular la longitud o la extensión-flexión de los dedos al tiempo que el codo pivota sobre el apoyo de la mesa, de este modo el control locomotor puede proporcionar estabilidad al acto de escribir. Conseguir el equilibrio escritural y obtener la coordinación necesaria y eficiente de la orientación de los dedos, mano, muñeca, antebrazo, brazo, hombro, cuello, cabeza y cuerpo, son fundamentales en orden a mantener una eficacia en el desplazamiento del bolígrafo a través del papel. Se trata de coordinar la locomoción, la postural corporal, equilibrio escritural y el movimiento.

Abordar el estudio de una actividad tan compleja requiere en primer lugar del empleo de unas redes neuronales que aseguren el ritmo locomotor y las fases de extensión y flexión que la acompañan. El estudio neurofisiológico se sitúa en el marco de las actividades motrices programadas. El estudio en el ámbito de las estructuras biomecánicas, busca encontrar las relaciones e interrelaciones entre el ritmo del que escribe y la cantidad de energía necesaria y suficiente para mantener la sinergia de las actuaciones de los diferentes huesos, tendones y músculos. Todos ellos están mediados por un sistema nervioso central y otro periférico, donde las fuerzas internas tratan de contrarrestar y dirigir las externas de rozamiento, al tiempo que se generan geometrías y formas de organización espacio-tiempo de diferentes niveles de complejidad.

El conjunto pertenece a lo que Bertalanffy llamaba sistemas dinámicos de activación de patrones biológicos en la Teoría General de Sistemas. El sistema en su conjunto deberá evolucionar hacia estados más estables y atractivos para conseguir un movimiento que responda a la ley física de la mínima acción máximo beneficio, es decir, la optimización de los recursos en orden a obtener un sistema más evolucionado.

El ciclo locomotor y la actividad muscular de la mano y el brazo:

El ciclo locomotor de la mano en su movimiento a lo largo del papel en su manipulación del útil escritural se define por el conjunto de los acontecimientos articulares y musculares que se producen entre dos apoyos consecutivos sobre la mesa en la que se ejercen las fuerzas de empuje y arrastre. Comprende dos fases, la fase de transferencia (avance o retroceso) o de balanceo durante la cual el útil escritural se desplaza escribiendo en su avance por encima del papel y la fase de soporte o de apoyo, cuando el útil escritural modifica la dirección escritural o el sentido de la dirección, y para ello sirve de referencia en la activación de la palanca de giro escritural con la mano al tiempo que va dejando la huella del trazo proyectada sobre el papel.

Las diferentes fases implican su vez las fases de extensión y flexión alternada del dedo pulgar con el dedo índice. Cuando la velocidad de escritura aumenta, la duración relativa de la flexión y extensión se deben de sincronizar para favorecer un menor tiempo de la fase de soporte o apoyo en el cambio de dirección y sentido. También se acelera aunque en menor grado la fase de transferencia. Es al aumentar la velocidad cuando se produce una reducción de los trazos proyectados para el desempeño de la acción escritural.

TDAH_cap20_img01Las aferencias cutáneas distales ayudan a mantener activas las reacciones de apoyo, flexión y extensión. Las aferencias propioceptivas musculares, gracias al reflejo miotático, producen una contracción muscular que se opone al estiramiento y a las aferencias tendinosas de Golgi de los músculos extensores de los dedos pulgar e índice, para activar y desactivar alternativamente el movimiento de empuje y arrastre alternativo. La actividad del centro locomotor actúa igualmente sobre la sensibilidad estática y dinámica de los husos neuromusculares, Massion (2000).

Existe un ajustamiento anticipativo de la posición de los dedos antes de cambiar la fuerza de actuación empuje o arrastre sobre el útil escritural. Este hecho permite minimizar el desplazamiento relativo de un dedo hacia el otro y viceversa. El músculo extensor del pulgar se ve de este modo asistido por el flexor del índice y viceversa. El abductor, el aductor y el oponente del pulgar modulan la fase de transferencia. El supinador largo del brazo permite la fluidez de la mano sobre el papel al sustentar las diferentes fases. El bíceps braquial y el coracobraquial, así como los extensores y flexores comunes del dedo corazón, medio y meñique amortiguaran el sistema de oscilación para un mejor acoplamiento de dichas fases. El músculo ancóneo permite la extensión del brazo en el macrorecorrido escritural a lo largo del papel.

La coordinación entre la postura correcta y el movimiento alternado favorecen una locomoción de sinergias musculares lo suficientemente neuromodulada. Podríamos hablar de la locomoción escritural como la estela dejada sobre una superficie por el movimiento de “baile” de una peonza. Es decir, el movimiento del trompo es el resultado de una combinación de movimientos de: rotación, precesión, nutación y traslación. Mediados todos ellos por la acción de fuerzas no conservativas debidas al rozamiento de la punta del trompo sobre la superficie. Pues bien, si pudiéramos colocar la punta de un bolígrafo en la punta de dicha peonza o trompo en la suma de sus movimientos veríamos proyectado sobre un papel los trazos o trayectorias dejadas por el centro de gravedad de dicha peonza. En estos trazos quedaría reflejado el cambio de velocidad debido al ajuste entre las energías potenciales, cinéticas y de pérdidas por rozamiento.

1529864_479096708876784_1356120943_o 891702_479096462210142_1568403058_oLas espirales generadas o ecuaciones de Euler y Poisont, demuestran la existencia de diferentes trazados en función de la velocidad de rotación proporcionada en su origen a la peonza para que esta baile. La peonza oscilará como un péndulo invertido alrededor del punto de contacto con el papel manteniendo en ese proceso el equilibrio de manera natural sin que otras fuerzas externas, a parte de la gravedad, intervengan. La oscilación en círculo y en espiral es la traducción del doble fuerza de la peonza sobre la superficie y de la tierra hacia la peonza, movimiento vertical de alejamiento y acercamiento.

De todo ello se deduce que el centro rítmico locomotor es el sistema nervioso, que intentará adaptar la secuencia de estímulos aferentes y eferentes para mantener un equilibrio que module las diferentes variantes biomecánicas posibles a través del acto locomotor, minimizando de este modo el desgaste energético y manteniendo una oscilación estable dotada de eficiencia muscular.

 

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